martes, 27 de marzo de 2012

Artículo de Alfredo Relaño (Diario AS)

Pasé unos días en Berlín mientras se celebraban los primeros partidos del Mundial de Fútbol Femenino en Alemania. Gran animación, estadios granados de gente, pasión, abundante presencia en las televisiones. Y en cartelería en la calle. La seleccionadora alemana y sus muchachas protagonizaban anuncios que se veían por todas partes. En los comercios, en los bares, siempre estaba puesta la tele que en ese momento diera información del Mundial. Y se veía buen fútbol, por cierto. Juego técnico, juego pleno, fútbol menos potente y también de menos violencia, pero fútbol bueno. Sólo canta, a mi modo de ver, en la portería: la falta de potencia en el salto da una imagen pobre del puesto.

Norteuropeas, americanas, francesas, brasileñas, japonesas… También guineanas. Chicas de cualquier parte de la tierra. ¿Y las españolas? Las españolas no estaban. Y eso que con sólo 30.000 licencias (Alemania tiene un millón) hay jugadoras buenas. Tanto, que tres juegan en la potente liga norteamericana. Pero la pionera de ellas, Laura del Río, no estuvo en la eliminatoria decisiva con Inglaterra, porque no le quisieron pagar el billete. Como tampoco fue convocada la rayista Jade, de origen guineano, figura en el oro conquistado en el Europeo Sub-19 y que ahora ha intentado jugar con Guinea, cosa que no se le ha permitido en una, a mi juicio, mala jugada administrativa.

Todo tiene su explicación. El seleccionador nacional femenino se llama Ignacio Quereda y es un decano de villarato. Lleva en el cargo desde que llegó a él el mismísimo Villar. Nunca nos ha clasificado para un Mundial o para unos JJOO, pero ahí sigue. Por debajo de él ha surgido una estructura con los Vilda, padre e hijo y Amieiro, que da muy buenos resultados en las categorías inferiores. Pero arriba todo se frena. Hace un año que no es convocada la Selección para nada. Cuando juegue el próximo partido hará catorce meses que no compite. Eso es o que hay.
Este Mundial hubiera supuesto una magnífica difusión para el fútbol femenino en nuestro país, caso de habernos clasificado. Los partidos se hubieran seguido aquí, por Eurosport, como lo están siendo sin España, o incluso por algún canal más que se hubiera interesado. Los restantes medios lo habríamos seguido. Es una ocasión que se ha esfumado. ¿Cuándo llegará la siguiente?
En fin, las historias cutres del villarato, que en este caso quien lo padece es nuestro fútbol femenino.

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